Este relato trata sobre aquellas cosas las cuales algunos consideramos insignificantes mientras otros le dan una gran importancias, por qué detrás de cada cosa que consideramos insignificante hay algo oculto.
— Este corto y pequeño relato cómenos como un día
normal, cómo cualquier otro con la diferencia que este día pude conocer a una
persona que mi vida cambio.
— Aquella mañana comenzó como cualquier día, me levante enérgico y con lleno de
vida, con ese ánimo de beber un café en la cafetería más cercana y leer las
noticias cotidianas y quizás llevarme un buen libro para parecer interesante, el
pueblo donde vivía era un pueblo pequeño y relativamente muy tranquilo y
fresco, todos en el pueblo teníamos alguna relación, aunque fuera un simple “Buenos
días” o unas “Buenas Tardes” siempre había cortesía de parte de todos.
—Lo
que cambio este día fue una chica simpática y muy hermosa que nunca había visto
en mis años viviendo en aquel pueblo, lo cual me pareció raro y curioso a lo
que tome la iniciativa como cualquier persona curiosa y en el momento que Betty
la mesera se acerco me arme de valor y le pregunte ¿Quién es la chica de la
mesa?, ella me respondió cortésmente que era la hija del dueño, y que vivía en
la ciudad lejos de aquel pequeño pueblo, aquella respuesta dio volatilidad a mi
curiosidad a lo cual no pude huir y rápidamente tome el diario y mi llamativo y
grueso libro y me senté en su mesa.
— Ella
no hizo ningún gesto o sonido, a lo cual de nuevo tome la iniciativa de
entablar una conversación.
— ¡Hola!
¿cómo estas? — Ella se quito las gafas de sol y dejo ver sus
radiantes ojos azules. —
— Estoy bien,
Gracias por la compañía ¿De que trata tu libro? —Pregunto ella con una flamante y coqueta sonrisa. —
— Es algo
realmente aburrido, no te interesara respondí un poco asustado tratado de salir
del paso, rápidamente le pregunte ¿Qué haces en un pueblo tan chico como este?.—
— Me gusta la
tranquilidad, a veces la vida de ciudad cansa y este pueblo es tranquilo y
fresco. —Respondió
ella con una sonrisa. —
— ¿Te gustaría
caminar un poco? —Pregunte nervioso.—
— ¡Con una condición
refuto ella!—A lo cual se puso
de pie, y me dejo ver aquel
hermoso vestido hermoso
de lunares blancos que tenia.—
—Hay algo que no me gusta de mi cuerpo, y
esta a
simple vista dime que es y gustosamente caminare
contigo.—
En aquel momento la detalle de arriba a abajo y era
hermosa,
que defecto podría tener
En aquel
momento ella se estiro y se sentó en el piso abrazando
sus piernas.—
—Supongo que tendré que irme caminando sola a casa—
Respondió ella desilusionada.—
¿Que defecto puede tener? Me pregunte pero sin un segundo mas para pensar o reaccionar ella se puso de pie, se puso su cartera en el brazo y comenzó a caminar aquel trayecto sola y yo atrás ella preguntándome ¿Qué defecto podría tener?
— Disculpa pero no se cual defecto puedes
tener, ¿podrías decirme?— en aquel momento ella se da vuelta me mira de arriba
abajo detalladamente.—
— De pequeña me caía mucho, por ende tengo
muchas cicatrices y las odio ese es mi defecto, pero a la vez doy gracias a tenerlas por qué luego de caerme y llorar siempre me ponía de pie sin tener miedo de volver a caer. —
Como lo dijo aquella linda chica que conocí en un café en un pequeño pueblo, cada vez que nos caemos debemos llorar, debemos sufrir y ver como las heridas sanan y luego ponernos de píe y seguir como si nunca hubiéramos caído y aunque sea un ciclo tedioso, siempre pasaremos por este.